Tres cuerpos, tres voces, se unen en un circo donde cada individuo es imprescindible para la existencia del otro. Tres artistas con sus respectivos instrumentos musicales, aparatos de circo y un abismo. Un círculo escénico minimalista que deja espacio a la metáfora y a la imaginación.
Tres figuras sensibles, divertidas y emotivas ponen en evidencia que el arte se esconde en los instantes pequeños, cotidianos. Las emociones y el delirio por compartir son el impulso de este curioso viaje.