
Cuando Rob subió a ese barco no sabía que nunca llegaría a su destino. O tal vez, el destino, le tenía reservado ese lugar. Una isla en la que lo único que encontrará será a sí mismo. Cuando la vida va a la deriva, es difícil saber cuál es nuestro puerto. Y mientras vienen a rescatarnos, la imaginación se convierte en nuestro único bote salvavidas.
Un espectáculo multidisciplinar dónde la técnica visual con sombras, el trabajo de objetos y marionetas, el teatro físico y la danza se mezclan en un juego escénico que envuelve al espectador.